📕 María Graham — Diario de una residencia en Chile (San Martin, Cochrane, O'Higgins)

Leer en: Diario de su residencia en Chile (1822) y de su viaje al Brasil (1823). San Martin.--Cochrane.--O'Higgins : Callcott, Maria, Lady


Resumen

Maria Graham o Lady Callcott fue una escritora y viajera inglesa que permaneció en Chile entre 1822 y 1823, estadía que dejó registrada en el Diario de una residencia en Chile. Este libro junto a sus otros diarios y publicaciones de corte histórico fueron parte del trabajo con el que Graham se insertó en el contexto intelectual e historiográfico del siglo XIX. Hizo amistad con importantes figuras del ámbito político como Bernardo O'Higgins, José Ignacio Zenteno y Lord Cochrane.

En lo que concierne al Diario de una residencia en Chile (1824), la primera edición inglesa está dividida en tres grandes secciones, las que son descritas en el "Prefacio". La primera -y más importante, según la visión de la propia autora-, corresponde a la introducción titulada "Bosquejo de la historia de Chile", en la que Graham hizo un recorrido histórico desde el período de la conquista hasta el gobierno de Bernardo O´Higgins, dejando también sus opiniones respecto a diversos personajes que participaron en el proceso independentista.

El libro continúa con las entradas del diario, en las que la autora hizo anotaciones costumbristas y distinciones culturales, escribió sobre los espacios geográficos que visitó, de botánica, economía y -desde su particular visión liberal, como miembro de la sociedad inglesa- entregó sus opiniones políticas sobre el momento histórico que vivía el país.

Finalmente, añadió un post-scriptum y un apéndice, en el que reunió documentos históricos y sobre botánica. El texto es acompañado por láminas y viñetas confeccionadas en su mayor parte por la propia Graham, las que ayudan a graficar su viaje.

Partes:

  1. Historia de Chile: contexto
  2. Diario en Valparaíso (28 de Abril — 17 de Agosto de 1822)
  3. Diario en Santiago (22 de Agosto de 1822 — 13 de Marzo de 1823)

Notas en Valparaíso

Sobre el Arado y las carretas

p. 161-163

...El arado es una herramienta de lo más rudo, tal como los españoles lo trajeron aquí hace trescientos años: un codo de madera reforzado en una punta por una plancha de fierro, forma el arado, en el cual se fija, por medio de cuñas, una pértiga ó palo largo; amarrada la pértiga al yugo de los bueyes, comienzan éstos á arrastrar el arado por el suelo, escarbando apenas la superficie.
(...)
Durante mi regreso a casa desde el lavadero tuve ocasión de ver algunos ejemplares de los vehículos que se usan en Chile. Las ruedas, el eje, la cama, todo está ajustado sin un clavo ni ningún pedazo de hierro. Las ruedas se componen de un doble círculo de madera, dispuestos de modo que las junturas del uno quedan cubiertas por el otro, y las de éste están ajustadas con fuertes clavijas; el resto es de una sólida armazón de madera amarrada con tiras de cuero, que, puestas frescas, al secarse se contraen y endurecen y forman la más segura de las ligaduras.
Tanto el piso de los coches como el de las carretas es de cuero; las carretas tienen un toldo de coligues y de paja muy bien trenzado; el del coche es comúnmente de lona pintada, cosida en una ligera armazón, con asientos á los lados y la entrada por detrás. (p. 161-163)

Sobre la Chicha de Chile

p. 170

El licor que bebe comúnmente la clase baja es la chicha, descendiente en línea recta de aquella embriagadora chicha que los españoles encontraron que los salvajes poseían el arte de hacer, mascando varias clases de bayas y de granos y escupiéndolos en una gran tinaja, donde los dejaban fermentar.
Pero la demanda siempre creciente de la chicha ha introducido un método más limpio de prepararla, de modo que en la actualidad es algo como una cidra agria, elaborada en su mayor parte con manzanas y aromatizada con las diversas bayas que primitivamente componían por sí solas las chichas de los indios (p.170)

Visita al Mercado de Valparaíso cerca al puerto

Visita unas casas de los loceros de barro del sector de Rinconada

Allí describe la pobreza material:

p. 186

Es imposible imaginarse un grado mayor de pobreza que el que se exhibe en las viviendas de los loceros de la Rinconada. Algunos, sin embargo, tienen un lecho decente: unas cuantas estacas enterradas en el suelo y entrelazadas por correas forman el catre, un colchón de lana, y donde hay mujeres industriosas, unas sábanas de algodón ordinario y una gruesa sobre-cama tejida proporcionan un sitio de descanso nada despreciable para el marido y la mujer, ó más bien dicho, para la mujer, porque, según creo, los hombres pasan la mayor parte de la noche durmiendo al aire libre, envueltos en sus ponchos, como es costumbre en el país.
A los niños se les cuelga en pequeñas hamacas de cuero, amarradas á las vigas del techo, y los demás niños y parientes duermen como pueden, tendidos en el suelo sobre unos cueros y envueltos en sus ponchos. En uno de los ranchos no había una cama; todo el mobiliario consistía en dos baúles de cuero, y ahí dormían once habitantes, incluso dos mellizos de corta edad, sin padre ni hombre alguno que los protegiera. (p.186)

Visita a una casa de una anciana y sus hijas donde comen a la manera del país

El aperitivo de médula cocida con pan:

p. 204

Encontramos a la madre, que estaba sola en el estrado reclinada en unos cojines; delante de eíla tenía una mesita baja y redonda, en la cual se había extendido un mantel de algodón muy poco limpio. Las hijas entraban sólo para servir á su madre, pues comían en la cocina, junto al fuego; á nosotras nos dispusieron asiento junto á la mesa de la señora.
El primer guiso que apareció fué una pequeña fuente de barro que contenía médula cocida, invitándosenos a untar en él el pan que a cada cual se le había dado; la anciana señora dio el ejemplo y aun llegó á pasarle conus dedos unos pedacitos bien sopeados á miss H., que trató de pasárselos á un perrillo que estaba detrás de ella. Yo que no estaba tan cerca, escapé mejor; por lo demás, como no me disgusta realmente la médula, unté mi pan diligentemente y lo comí con gusto, si bien echando de menos un poco de sal y de pimienta. En Chile el pan no es bueno después del primer día. Los panaderos del país acostumbran ponerle sebo ó grasa, de modo que tiene gusto á bollo; hay, sin embargo, unos pocos panaderos franceses que hacen excelente pan; lo que es el que tuvimos hoy, era pan del país y cuadraba muy bien con la médula derretida (p. 204)

La degustación de charquicán:

Cita

Después de este aperitivo, como lo llamarían mis compatriotas, se nos puso delante una gran fuente de charquican. Consiste el charquican en carne fresca de buey muy hervida, pedazos de charqui ó carne seca de buey, rebanadas de lengua seca y tomates, calabazas, papas y otras legumbres cocidas en la misma fuente.
La dueña de casa comenzó inmediatamente á comer en la fuente con los dedos, invitándonos á que hiciéramos lo mismo; pero una de sus hijas nos trajo á cada una un plato y un tenedor, diciendo que ella sabía esa era la costumbre nuestra.


Notas en Santiago

Paso por Casablanca, el Cajón de Zapata, Lo Prado y Pudahuel hacia Santiago

Nuevamente prueba charquicán en Zapata, a la misma usanza:

Cita

Sirviéronnos el popular charquican, preparado con carne fresca y seca y diversas legumbres y sazonado con ají, ó pimienta chilena, en una gran fuente de plata; y a cada una de las ocho personas que nos sentábamos a la mesa se le distribuyeron cubiertos de plata. Leche, harina de maíz y aguardiente completaban la comida.

Paseos en Santiago y alojamiento

En el sector Sur-Oeste de la ciudad contempla las chinganas que se desarrollaban de forma espontánea:

Cita

Reúnense en este lugar todos los días festivos, y parecen gozar extraordinariamente en haraganear, comer buñuelos fritos en aceite y beber diversas clases de licores, especialmente chicha, al son de una música bastante agradable de arpa, guitarra, tamboril y triángulo, que acompañan las mujeres con cantos amorosos y patrióticos. Los músicos se instalan en carros, techados generalmente de caña ó de paja, en los cuales locan sus instrumentos para atraer parroquianos á las mesas cubiertas de tortas, licores, flores, etc., que éstos compran para su propio consumo ó para las mozas á quienes desean agradar.

Apreciación de O'Higgins

Conversación con O´Higgins

Acerca de su papel en las primeras batallas de la Independencia:

p. 282

En la noche fui al palacio y conversé largamente con el Director, en especial sobre la primera época de la revolución, en que le cupo desempeñar tan brillante papel. A propósito de la escasez de armas del ejército patriota mientras ocupaba las riberas del Maule, me dijo que los patriotas no tenían frecuentemente otras armas que los yugos de sus bueyes, con los cuales combatían con los realistas cuerpo á cuerpo.
El mismo, entre otros arbitrios inspirados por la desesperación, se hizo fabricar un cañón de madera, que estalló al quinto disparo. (p.282)